La Dermatitis Atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel con episodios de brotes y estabilidad, que se caracteriza por piel reseca y picazón intensa. Afecta entre el 10 al 20% de los niños. No es una enfermedad contagiosa. Existe una predisposición genética y antecedentes familiares de alergias de uno o ambos padres, causando un riesgo elevado de transmitirlo a sus hijos. El tratamiento logra controlar y previene que empeoren los brotes, calma la picazón, reduce el stress emocional del niño y la familia, previene las infecciones de la piel y mejora la calidad de la piel en base a una rutina de cuidados e higiene.
La enfermedad tiende a mejorar con la edad. Un 50% de los niños pueden seguir hasta la edad adulta, pero de forma más leve.